
En estos momentos en los que todos vivimos, los cambios ocurren tan rápido que ni siquiera somos conscientes de ello.
SÉ EL CAMBIO QUE QUIERES VER EN EL MUNDO.
MAHATMA GANDHI
Esto, nos invita a que caminemos lento, que disfrutemos de cada paso que damos, de cada decisión que tomamos, siendo totalmente conscientes de a dónde nos dirigimos.
En este recorrido como es la vida, nuestra alma nos pide silencio, nos pide dedicarnos a nosotros, escucharnos más allá de lo que percibimos, apartarnos de tanto ruido para que en nuestra intimidad podamos aceptar e integrar esos cambios que nos van a llevar a otros lugares, a conocer a nuevas personas, abrirnos a otros destinos. Todo está bien, siempre que lo hagamos desde el amor a nosotros mismos.
Estos cambios a veces se nos hacen cuesta arriba, porque lo que representamos, lo que hacíamos, lo que nos definía de alguna manera ya no resuena con nosotros; pero ahí es donde nace tú verdadera fuerza interior. En este proceso sentimos miedo, vértigo, incertidumbre, impaciencia, dolor, ansiedad, pereza, desánimo, falta de fe… porque no sabemos ni cuándo, ni cómo y este proceso es natural.
Todas esas emociones, todos esos sentimientos, al salir de nuestra zona de confort a un nuevo destino se nos disparan. Este camino no es para todos igual cada uno lo vive según sus creencias y sus valores. Pero cuando todo pasa, cuando ves que has podido con ese reto o esa prueba nace tú verdadera fuerza interior.
La naturaleza comprende este concepto claramente, un ejemplo de ello es de las
“Águilas Americanas “llamadas también águilas calvas.
Quienes nos enseñan a vivir los procesos de transformación que necesitamos para vivir.
Son el símbolo de EE.UU, cuando conocemos un poco más de cerca la vida de las aves nos damos cuenta que tenemos mucho que aprender de ellas.
Viven aproximadamente 70 años. Pueden llegar a pesar 7 kg y tener una envergadura de 2,5 metros. Son aves majestuosas e imponentes en pleno vuelo. A la edad de 40 años más o menos las águilas comienzan su proceso de transformación, para preservar la vida.
En este momento de su vida, las uñas han crecido tanto que su curvatura les impide atrapar a sus presas y cuando logran hacerlo, son tan flexibles que muchas se escapan. Su pico alargado y puntiagudo, no les permite comer y comienzan a debilitarse. Sus alas han envejecido y sus plumas gruesas y pesadas, le impiden permanecer mucho tiempo en vuelo y pierden agilidad para la caza. El águila se encuentra en una encrucijada de “renovarse o morir”.
Eligen vivir. (DECISIÓN)
Este proceso no es fácil, pero saben que al realizarlo podrán vivir muchos años más. Se enfrentan a cinco meses de transformación, necesaria. Comienzan eligiendo un refugio y acumulando algunos alimentos. Una cueva segura y alta en una montaña: le esperan días difíciles.
COMIENZA EL PROCESO: (PACIENCIA)
Corta su pico, dando fuertes golpes contra la montaña. Espera a tener nuevo. Luego arranca las flexibles y dobladas uñas contras las piedras de la montaña y espera que les crezcan unas nuevas. El tiempo pasa, el proceso es doloroso y profundo. Por último, sus plumas viejas y pesadas, son arrancadas usando sus nuevas uñas y pico. Es tiempo de esperar a tener las alas renovadas. Sin el abrigo de sus plumas, este tiempo de espera representa un duro desafío.
El águila, renovada, emprende rumbo a una nueva etapa de su vida, con confianza y seguridad en ella de que ahora, todo va ser mejor.
Los seres humanos, también, necesitamos renovarnos, para emprender nuevas etapas de nuestras vidas, que nos permitan afrontar con éxito los nuevos desafíos y vivir mejor.
NUEVAS CREENCIAS
Los seres humanos creamos nuestra realidad con el lenguaje que tenemos. Nuestras palabras, nuestras conversaciones son el pico del águila, que necesitan ser renovadas. Siendo conscientes del poder de nuestras palabras podremos construir una mejor realidad y ser el cambio que queremos ver en el mundo.
Estas conversaciones, relaciones que mantenemos están constituidas por nuestras creencias que pueden ser cambiadas al igual que las alas del águila. Profundizando en ellas y llegando a la raíz de lo que las produjo, aprendiendo nuevas creencias que son las que mejoran nuestro día a día.
En estos tiempos de cambio es necesario tener una actitud aprendiente, a nuevos conocimientos, a nuevas experiencias, fluyendo como el agua en un río sin estancamiento. Como las garras del águila que atrapa a nuevas presas. Estar atentos a los conocimientos que necesitamos adquirir nos permite estar abiertos al aprendizaje, para ser más sabios cada día.
Si la historia del águila te ha gustado: escríbeme:
¿Qué creencias estás dispuesta a cambiar?
¿Qué cambios te pide tu cuerpo?
¿Qué es lo que te impide avanzar?
Cuéntame tú experiencia, estaré encantada de leerte.
